Cómo eliminar las algas de la piscina

Las algas son uno de los principales enemigos de la piscina, ya que denota una falta de limpieza y cuidado de la misma y desaconseja automáticamente el baño. La aparición de algas implica que el agua de la piscina no cumple con los valores recomendados y en equilibrio, una situación que conviene corregir cuanto antes mejor. Como ya sabemos, un agua limpia y transparente, además de invitar al baño, es el mejor síntoma de que disponemos de una piscina en buenas condiciones. Saber cómo eliminar las algas de la piscina, puede ser nuestra mejor baza para luchar contra ellas.

Una cantidad suficiente de cloro, es una de las mejores armas para evitar que aparezcan. La dosis de este producto puede quedarse corta de repente por diversos motivos: un mayor uso de la piscina, factores climatológicos o un aumento repentino e inesperado de pH del agua. Estos factores se acentúan todavía más en verano, a causa de las altas temperaturas y favorecen la aparición de las algas.

Las algas pueden presentar diferentes aspectos, en función de su tipología. Es por ello que a veces el agua de la piscina presenta un color verdoso, mientras que en otras ocasiones tiende más al marrón o, incluso, al negro. Eliminar las algas de la piscina es imprescindible para evitar que funcionen bien los filtros y retornar el pH del agua a sus niveles óptimos. Pero, conseguirlo no es tarea fácil y nos llevará varios días.

Limpiar el fondo de la piscina es el primer paso, para eliminar la suciedad depositada en el fondo. Después hay que repasar la zona con un cepillo de acero inoxidable y volver a repasar el fondo. El siguiente paso consiste en eliminar las algas con cloro añadiendo cloro rápido, no parar la depuradora durante un día entero y dejando que los restos se posen nuevamente en el fondo. Acto seguido, volveremos a aspirar la zona y limpiaremos todo el circuito para eliminar restos. Si el proceso no resulta del todo efectivo, hay que repetirlo en 1 ó 2 días.

Una vez limpia el agua, hay que regular nuevamente las dosis de cloro y los niveles de pH y seguir con el mantenimiento habitual. Eso sí, aunque el problema esté superado hay que vigilar constantemente la calidad del agua y sus niveles para evitar que reaparezcan las molestas algas. Mientras, disfrutaremos del baño!.