Cómo eliminar las algas de la piscina

Las algas son uno de los principales enemigos de la piscina, ya que denota una falta de limpieza y cuidado de la misma y desaconseja automáticamente el baño. La aparición de algas implica que el agua de la piscina no cumple con los valores recomendados y en equilibrio, una situación que conviene corregir cuanto antes mejor. Como ya sabemos, un agua limpia y transparente, además de invitar al baño, es el mejor síntoma de que disponemos de una piscina en buenas condiciones. Saber cómo eliminar las algas de la piscina, puede ser nuestra mejor baza para luchar contra ellas.

Una cantidad suficiente de cloro, es una de las mejores armas para evitar que aparezcan. La dosis de este producto puede quedarse corta de repente por diversos motivos: un mayor uso de la piscina, factores climatológicos o un aumento repentino e inesperado de pH del agua. Estos factores se acentúan todavía más en verano, a causa de las altas temperaturas y favorecen la aparición de las algas.

Las algas pueden presentar diferentes aspectos, en función de su tipología. Es por ello que a veces el agua de la piscina presenta un color verdoso, mientras que en otras ocasiones tiende más al marrón o, incluso, al negro. Eliminar las algas de la piscina es imprescindible para evitar que funcionen bien los filtros y retornar el pH del agua a sus niveles óptimos. Pero, conseguirlo no es tarea fácil y nos llevará varios días.

Limpiar el fondo de la piscina es el primer paso, para eliminar la suciedad depositada en el fondo. Después hay que repasar la zona con un cepillo de acero inoxidable y volver a repasar el fondo. El siguiente paso consiste en eliminar las algas con cloro añadiendo cloro rápido, no parar la depuradora durante un día entero y dejando que los restos se posen nuevamente en el fondo. Acto seguido, volveremos a aspirar la zona y limpiaremos todo el circuito para eliminar restos. Si el proceso no resulta del todo efectivo, hay que repetirlo en 1 ó 2 días.

Una vez limpia el agua, hay que regular nuevamente las dosis de cloro y los niveles de pH y seguir con el mantenimiento habitual. Eso sí, aunque el problema esté superado hay que vigilar constantemente la calidad del agua y sus niveles para evitar que reaparezcan las molestas algas. Mientras, disfrutaremos del baño!.

Qué es una piscina infinity o piscina infinita

Una piscina infinita, también llamada piscina infinity,  es aquella que produce el efecto óptico de que no se acaba nunca o que llega al infinito. Conseguir esta ilusión para nuestra percepción requiere un planteamiento técnico bastante complejo, sobre todo desde el punto de vista del diseño arquitectónico. En una piscina infinita, uno de sus extremos debe acoger un desbordamiento del agua. De esta manera, el bañista que esté dentro del agua tendrá la sensación de que el horizonte y la piscina quedan unidos.

Normalmente, construir una piscina infinity resulta bastante costoso económicamente. Una inversión que merecerá la pena, única y exclusivamente, si la ubicación ofrece un horizonte valioso y susceptible de contemplar. Este podría ser el caso de un paisaje espectacular o una sensacional puesta de sol.

A la hora de diseñarla interviene, además,  la ingeniería hidráulica y la planificación arquitectónica. Sobre todo, porque muchas veces las piscinas infinitas se construyen en lugares imposibles, prácticamente al borde del abismo. Además, el agua debe desembocar en un depósito, ubicado por debajo del nivel de la lámina de la piscina, donde se recogerá y se retornará de vuelta a la piscina. Todo ello encarece muchísimo el proceso de construcción e instalación.

Pero es una inversión justificada, si tenemos en cuenta la sensación de relax y bienestar que produce una inmersión en una piscina infitiny, ya que permite al bañista disfrutar del horizonte como si fuera un cuadro, un paisaje en vivo, en movimiento. Le provocará la ilusión óptica de que no hay ningún obstáculo entre el agua y el horizonte. Será una sensación de integración total en el paisaje.

Además, presentan algunas ventajas respecto a las piscinas tradicionales. Por ejemplo, se consigue una depuración más óptima del agua ya que, al estar en constante circulación, deja los residuos en la superficie y evita que se depositen en el fondo. Por otro lado, el movimiento del agua también favorece una distribución mejor del cloro y de otros productos utilizados para su mantenimiento. Por último, su alto valor estético nos permite prescindir de cualquier otro elemento ornamental o decorativo.

Eso, sí. Una piscina infinita necesita un mantenimiento profesional o, como mínimo, conocimientos específicos y especiales. Y,  a su ejecución sofisticada se une la necesidad de instalar una bomba de agua con capacidad suficiente para recoger y bombear el volumen de agua que rebosa constantemente.

Desinfección de la piscina por luz ultravioleta

La desinfección con luz ultravioleta es uno de los métodos más limpios y sencillos para mantener en óptimo estado el agua de nuestra piscina. El sistema consiste en un tubo iluminado con una lámpara que emite una radiación capaz de eliminar los microorganismos que se encuentran en el agua. La desinfección se produce sólo cuando el agua pasa por el tubo y no hace necesaria el uso de productos químicos para su mantenimiento. Este sistema, al evitar los gases del cloro, suele utilizarse para tratar el agua en piscifactorías, instalaciones de acuicultura, hospitales o empresas farmacéuticas. También en balnearios y Spas o piscinas de pequeñas dimensiones.

La luz ultravioleta la encontramos en el sol. Elimina fácilmente los gérmenes y bacterias, desinfectando así el agua de la piscina sin usar productos dañinos para las personas. En cuanto a su funcionamiento, el sistema filtra el agua y hace pasar el caudal por un depósito estanco donde se emite la radiación. Esta luz acaba con los gérmenes que infectan el agua y evitan que se reproduzcan.

A la hora de decantarnos por este sistema de desinfección que tener en cuenta cuestiones como el volumen de agua a tratar. A mayor cantidad de agua a tratar, más potente debe ser el equipo instalado, para aumentar así su capacidad germicida. Por otro lado, hay que prestar atención también a la regulación del pH. Unos valores alterados de pH pueden desaconsejar utilizar este sistema de desinfección del agua.

En cualquier caso, si optamos por el sistema de desinfección de la piscina por luz ultravioleta, nos encontraremos con algunas ventajas. Por ejemplo, evitaremos el acopio de productos químicos. Evitaremos a los bañistas el hedor a cloro y alguna reacción alérgica al mismo. El sistema es muy sencillo de instalar y también de mantener, además de ser automático. Y, por último, requiere muy poco esfuerzo para conseguir y mantener el agua de nuestra piscina en excelente condición.

No obstante, a pesar de la comodidad en el uso de este sistema, conviene no bajar la guardia respecto al estado del agua de la piscina. El encargado de su mantenimiento deberá comprobar regularmente el agua, para confirmar que el sistema de luz ultravioleta funciona correctamente o detectar posibles anomalías. Una falta de vigilancia y control puede desembocar en una mala calidad del agua de la piscina y poner en riesgo la seguridad de los bañistas.

Desinfección de la piscina por ozono

La desinfección del agua de la piscina por ozono es muy recomendable, ya que este gas tiene una gran potencia y es capaz de eliminar algas, hongos y gérmenes. Este sistema, igual que el de la luz ultravioleta, no utiliza productos químicos ya que el ozono se produce partiendo de la electricidad y también del aire. Para conseguirlo, se instala un electrodo que carga el aire de iones y convierte el oxígeno en ozono. Este gas se distribuye por el agua, desinfectándola, y luego se convierte nuevamente en oxígeno.

De esta manera se evita el uso del cloro y el bromo que suelen contener los productos utilizados para mantener las piscinas es buen estado. Aunque es cierto que, a veces, necesitamos un apoyo residual de estos dos elementos.

De todas maneras, serán cantidades tan pequeñas que prácticamente se eliminan las causas de posibles problemas respiratorios y alergias. Además el uso de ozono para desinfectar el agua le otorga un plus de claridad y brillo.

Normalmente, instalar un sistema de desinfección con ozono no supone un problema en piscinas que ya están en funcionamiento y utilizaban hasta ahora otro sistema para el mantenimiento del agua.

Desinfección de la piscina por bromo

La desinfección del agua de la piscina con bromo es un sistema poco utilizado, a pesar de ser menos irritante que el cloro. De hecho, ambos productos son similares y suelen usarse de la misma manera. La diferencia es que el bromo no puede utilizarse para el tratamiento del agua potable, ya que su sabor es muy desagradable y puede ser dañino para la salud.

El bromo reacciona rápidamente con otros compuestos y es uno de los productos con mayor capacidad de reacción, después del flúor. De esta manera, es un buen destructor de la materia orgánica, como algas, bacterias y otros microorganismos. Empezó a utilizarse en Estados Unidos y su uso se hizo habitual durante la II guerra mundial, cuando escasea el cloro.

Como ventaja, podemos destacar que se disuelve en el agua mucho mejor y más rápido que el cloro. Además, su concentración residual no es muy elevada. Pero, también presenta aspectos negativos como su capacidad reactiva y que es muy corrosivo.

El uso del bromo en piscinas está permitido para siempre que no supere los 200mg/l. En el caso de no estar seguros sobre la dosis necesaria que tenemos que aplicar, es necesario consultar con expertos o profesionales para no poder en peligro a los bañistas.

Desinfección de la piscina por filtros biológicos

Este sistema de desinfección suele utilizarse en estanques o piscinas naturales, a veces complementados con otros sistemas también poco agresivos, como el de la luz ultravioleta. Es muy adecuado para lugares con vegetación y donde no suele haber demasiados restos de bronceadores o cremas solares.

El sistema se basa en unas esponjas que contienen microorganismos que ayudan a destruir los gérmenes perjudiciales para el agua. Es una propuesta que respeta el medio ambiente, ya que no afecta a los seres vivos.

La desinfección por filtros biológicos intenta reproducir la depuración natural que se produce en los lagos o los ríos, descartando el uso de algún producto químico. El agua pasará por 3 zonas diferentes, durante todo el circuito de depuración, hasta regenerarse:

En la zona de baño tiene que haber corriente para que el agua circule entre 2 y veces cada día. De esta área, el agua pasará a la zona de regeneración y de allí a la de filtración, desde donde retornará a la zona de baño.

El mantenimiento de este sistema de desinfección suele ser escaso. Sólo tendremos que retirar las hojas que caigan en el agua y controlar que su nivel no se vea afectado, por ejemplo, por el proceso de evaporación.

Desinfección de la piscina por cloración salina

La cloración salina es uno de los sistemas más utilizados habitualmente para la desinfección de las piscinas, tanto públicas como privadas. Es de fácil instalación, uso sencillo y nos permite ahorrar mucho en los costes de mantenimiento de la piscina.

El sistema se denomina electrolisis salina y consiste en diluir una cantidad determinada de sal, que suele ser pequeña, dentro la piscina. Luego el agua pasa por unos electrodos que transforman la sal en un eficiente bactericida.

La electrolisis salina suela utilizarse en todo tipo de instalaciones acuáticas, no solo en piscinas. También se usa en balnearios, spas, parques de agua, etc. Presenta importantes beneficios para la salud ya que, a diferencia de otros sistemas de desinfección, no irrita los ojos ni la piel. También descarta los riesgos provocados por un mal uso accidental de los productos químicos ya que sólo utiliza la sal como elemento desinfectante.

También puede considerarse un sistema ecológico ya que únicamente utiliza elementos de la naturaleza (agua y sal) no contaminantes y suministro eléctrico. Además, resulta muy económico y no requiere el vaciado de la piscina. Por otro lado, otorga al agua un color mucho más luminoso y brillante.

Cómo desinfectar una piscina

Para tener a punto nuestra piscina en verano y disfrutar a tope de ella, son necesarios muchos cuidados dentro y fuera de temporada. Durante la época en la que más la utilizamos, evidentemente, hay que estar muy pendiente de su mantenimiento. Pero, es imprescindible prepararla al final de cada temporada, para facilitar su puesta a punto con la llegada del buen tiempo.

A veces, elegir el mejor tratamiento para la desinfección del agua no es fácil, ya que hay multitud de ellos en el mercado. Para elegirlo, hay que tener en cuenta elementos como el tamaño de la piscina, el lugar donde está ubicada y el uso que le damos. Por ejemplo, si queremos utilizarla durante todo el año, hay que mantener el agua limpia, transparente y libre de suciedad o algas que produzcan hedor.

Los tratamientos más utilizados varían en función de su dosificación manual o automática y también de los productos que escojamos para la desinfección del agua. El más tradicional es aquel que consiste en suministrar cloro manualmente. Presenta la ventaja de no requerir ninguna inversión inicial, pero nos obliga a controlar la dosificación y los productos adicionales personalmente y teniendo en cuenta factores externos. Por ejemplo, tendremos que añadir al cloro productos químicos que eliminen las algas o corrijan el pH en función del uso que hagamos de la piscina, la temperatura del agua o posibles tormentas.

También podemos optar por la dosificación automática del cloro, instalando bombas que dotaremos constantemente de los productos necesarios. Con este sistema, también nos veremos obligados a variar la dosificación programada, en función de los factores externos mencionados anteriormente.

La siguiente opción, que ya requiere una cierta inversión, consiste en dosificar a través del control automático del cloro y el pH. Consiste en la instalación de unos sistemas que permiten medir en todo momento estos niveles en el agua y dosifica la cantidad exacta de productos que se requieren para mantener los índices esperados.

También podemos optar por la desinfección del agua a través varios sistemas diferentes: por luz ultravioleta, por ozono o por bromo. Los dos primeros suelen utilizarse mucho en centros de Spa, ya que no evitan las acumulaciones de gases de cloro. Por el contrario, el último es el menos usado ya que produce más residuos y es más perjudicial que el cloro.

Por último, podemos decantarnos por la instalación de filtros biológicos, adecuados para estanques naturales por ser una solución ecológica. O, bien, por la cloración salina, que desinfecta la piscina complementado con regulador del pH.

Hibernación o invernaje de la piscina

Un buen mantenimiento del agua de la piscina durante el invierno nos permitirá reducir los costes de su puesta a punto para la próxima temporada. No en vano, en la mayoría de los casos, las piscinas dejan de usarse entre 6 y 8 meses al año lo cual exige llevar a cabo un adecuado proceso de hibernación de la misma, también llamado invernaje. Si lo hacemos, nos ahorraremos costosos trabajos cuando vuelvan las altas temperaturas, como tener que vaciarla, limpiar a fondo la pileta y volver a llenarla con agua nueva. Como veis, un cometido árduo no sólo en esfuerzo sino también en dinero.

El principal objetivo del mantenimiento de la piscina durante el invierno es, además de reducir costes, evitar que se convierta en un foco de infecciones, eludir el deterioro grave de la misma y aumentar la seguridad, ya que su fondo siempre será visible.

Nos pondremos manos a la obra a partir de un momento concreto: cuando la temperatura del agua no supere los 15 ó 16 grados centígrados. Empezaremos con una limpieza en profundidad de las paredes y el fondo, para eliminar posibles restos de algas. Pondremos a punto los filtros para dejarlos bien limpios y ajustaremos el pH y el cloro a los niveles adecuados. Por otro lado, utilizaremos algún producto para mantener el agua, en la dosis que nos recomiende el fabricante.

También bajaremos el nivel del agua para que los circuitos no cojan aire y pondremos en marcha todos los días la bomba durante unos 30 minutos para evitar que se estropee el motor. Y si el mecanismo está al aire libre, la protegeremos con un elemento aislante para protegerlo de las bajas temperaturas. Por supuesto, hay que sacar de la piscina los aparatos que solemos utilizar para limpiar al fondo y las paredes ya que únicamente lo utilizaremos cuando veamos que es necesario.

Es recomendable estar pendiente siempre de la piscina y revisar de vez en cuando el nivel del agua, ya que las lluvias o la evaporación pueden ser perjudiciales para su buen mantenimiento. Cuando llegue de nuevo el verano, debes realizar un tratamiento químico especial para el arranque de la temporada. Si seguimos todos estos pasos, podremos volver a disfrutar de baños refrescantes y saludables durante la nueva temporada, sin haber tenido que invertir grandes cantidades de dinero en su puesta a punto.